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Domingo V Tiempo Ordinario. Año B (Mc 1,29-39). Padre David de Jesús.

Actualizado: 12 feb

El Evangelio de hoy (Mc 1,29-39):

✠ 

EN aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.

Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.

Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:

«Todo el mundo te busca».

Él les responde:

«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».

Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.

 

Textos para profundizar:

Primera Lectura   Job 7, 1-4. 6-7

JOB habló diciendo:

«¿No es acaso milicia la vida del hombre sobre la tierra,

y sus días como los de un jornalero?;

como el esclavo, suspira por la sombra;

como el jornalero, aguarda su salario.

Mi herencia han sido meses baldíos,

me han asignado noches de fatiga.

Al acostarme pienso: "¿Cuándo me levantaré?"

Se me hace eterna la noche

y me harto de dar vueltas hasta el alba.

Corren mis días más que la lanzadera,

se van consumiendo faltos de esperanza.

Recuerda que mi vida es un soplo,

que mis ojos no verán más la dicha».

Salmo responsorial   Sal 146, 1bc-2. 3-4. 5-6 (R/.: cf. 3a)

R/.   Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.

        V/.   Alabad al Señor, que la música es buena;

                nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.

                El Señor reconstruye Jerusalén,

                reúne a los deportados de Israel.   R/.

        V/.   Él sana los corazones destrozados,

                venda sus heridas.

                Cuenta el número de las estrellas,

                a cada una la llama por su nombre.   R/.

        V/.   Nuestro Señor es grande y poderoso,

                su sabiduría no tiene medida.

                El Señor sostiene a los humildes,

                humilla hasta el polvo a los malvados.   R/.

1 Corintios 9,16:

“El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!”

Gálatas 1,6-10:

6 Me maravilla que hayáis abandonado tan pronto al que os llamó por la gracia de Cristo, y os hayáis pasado a otro evangelio. 7 No es que haya otro evangelio; lo que pasa es que algunos os están turbando y quieren deformar el Evangelio de Cristo. 8 Pues bien, aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os predicara un evangelio distinto del que os hemos predicado, ¡sea anatema! 9 Lo he dicho y lo repito: Si alguien os anuncia un evangelio diferente del que recibisteis, ¡sea anatema! 10 Cuando digo esto, ¿busco la aprobación de los hombres, o la de Dios?, ¿o trato de agradar a los hombres? Si siguiera todavía agradando a los hombres, no sería siervo de Cristo.

San Juan Pablo II. Fidei depositum:

4. Valor doctrinal del texto

El Catecismo de la Iglesia católica que aprobé el 25 de junio pasado, y cuya publicación ordeno hoy en virtud de la autoridad apostólica, es la exposición de la fe de la Iglesia y de la doctrina católica, atestiguadas e iluminadas por la sagrada Escritura, la Tradición apostólica y el Magisterio de la Iglesia. Lo declaro como regla segura para la enseñanza de la fe y como instrumento válido y legítimo al servicio de la comunión eclesial.



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