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Evangelio 1 junio 2023 (Mt 26,36-42) Padre David de Jesús. Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote.

El Evangelio de hoy (Mt 26,36-42):

JESÚS fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y dijo a los discípulos:

«Sentaos aquí, mientras voy allá a orar».

Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a sentir tristeza y angustia.

Entonces les dijo:

«Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo».

Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo:

«Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú».

Y volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro:

«¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil».

De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:

«Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad».

Textos para profundizar:

Oración colecta

OH, Dios, que para gloria tuya y salvación del género humano

constituiste a tu Hijo único sumo y eterno Sacerdote,

concede, por la acción del Espíritu Santo,

a quienes él eligió para ministros y dispensadores de sus misterios

la gracia de ser fieles

en el cumplimiento del ministerio recibido.

Por nuestro Señor Jesucristo.

Prefacio I de las ordenaciones

V/. El Señor esté con vosotros.

R/. Y con tu espíritu.


V/. Levantemos el corazón.

R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.


V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R/. Es justo y necesario.


En verdad es justo y necesario, e nuestro deber y salvación

darte gracias siempre y en todo lugar,

Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.


Que constituiste a tu único Hijo

Pontífice de la Alianza nueva y eterna

por la unción del Espíritu Santo,

y determinaste, en tu designio salvífico,

perpetuar en la Iglesia su único sacerdocio.


Él no sólo ha conferido el honor del sacerdocio real

a todo el pueblo santo,

sino también, con amor de hermano,

ha elegido a hombres de este pueblo,

para que, por la imposición de las manos,

participen de su sagrada misión.


Ellos renuevan en nombre de Cristo el sacrificio de la redención,

y preparan a tus hijos el banquete pascual,

donde el pueblo santo se reúne en tu amor,

se alimenta con tu palabra y se fortalece con tus sacramentos,


Tus sacerdotes, Señor, al entregar su vida por ti

y por la salvación de los hermanos,

van configurándose a Cristo,

y así dan testimonio constante de fidelidad y amor.


Por eso, nosotros, Señor,

con los ángeles y los santos cantamos tu gloria diciendo:


Santo, Santo, Santo...

612. El cáliz de la Nueva Alianza que Jesús anticipó en la Cena al ofrecerse a sí mismo (cf. Lc 22, 20), lo acepta a continuación de manos del Padre en su agonía de Getsemaní (cf. Mt 26, 42) haciéndose "obediente hasta la muerte" (Flp 2, 8; cf. Hb 5, 7-8). Jesús ora: "Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz..." (Mt 26, 39). Expresa así el horror que representa la muerte para su naturaleza humana. Esta, en efecto, como la nuestra, está destinada a la vida eterna; además, a diferencia de la nuestra, está perfectamente exenta de pecado (cf. Hb 4, 15) que es la causa de la muerte (cf. Rm 5, 12); pero sobre todo está asumida por la persona divina del "Príncipe de la Vida" (Hch 3, 15), de "el que vive", Viventis assumpta (Ap 1, 18; cf. Jn 1, 4; 5, 26). Al aceptar en su voluntad humana que se haga la voluntad del Padre (cf. Mt 26, 42), acepta su muerte como redentora para "llevar nuestras faltas en su cuerpo sobre el madero" (1 P 2, 24).



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