El Evangelio de hoy (Lc 11,14-23) :
EN aquel tiempo, estaba Jesús echando un demonio que era mudo.
Sucedió que, apenas salió el demonio, empezó a hablar el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron:
«Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios».
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo:
«Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín.
El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama».
Textos para profundizar:
Los símbolos del Espíritu Santo
700. El dedo. "Por el dedo de Dios expulso yo [Jesús] los demonios" (Lc 11, 20). Si la Ley de Dios ha sido escrita en tablas de piedra "por el dedo de Dios" (Ex 31, 18), la "carta de Cristo" entregada a los Apóstoles "está escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de carne del corazón" (2 Co 3, 3). El himno Veni Creator invoca al Espíritu Santo como dextrae Dei Tu digitus ("dedo de la diestra del Padre").
San Juan de la Cruz. Cántico espiritual:
7. ¡Oh, pues, alma hermosísima entre todas las criaturas, que tanto deseas saber el lugar donde está tu Amado, para buscarle y unirte con él! Ya se te dice que tú misma eres el aposento donde él mora y el retrete y escondrijo donde está escondido; que es cosa de grande contentamiento y alegría para ti ver que todo tu bien y esperanza está tan cerca de ti, que esté en ti, o, por mejor decir, tú no puedas estar sin él. Catá, dice el Esposo (Lc. 17, 21), que el reino de Dios está dentro de vosotros. Y su siervo el apóstol san Pablo (2 Cor. 6, 16): Vosotros, dice, sois templo de Dios.
10. ¡Ea, pues, alma hermosa!, pues ya sabes que en tu seno tu deseado Amado mora escondido, procura estar con él bien escondida, y en tu seno le abrazarás y sentirás con afección de amor. Y mira que a ese escondrijo le llama él por Isaías (26, 20), diciendo: Anda, entra en tus retretes, cierra tus puertas sobre ti, esto es, todas tus potencias a todas las criaturas, escóndete un poco hasta un momento, esto es, por este momento de vida temporal. Porque, si en esta brevedad de vida guardares, ¡oh alma!, con toda guarda tu corazón, como dice el Sabio (Pv. 4, 23), sin duda ninguna te dará Dios lo que adelante dice Dios también por Isaías (45, 3), diciendo: Daréte los tesoros escondidos, y descubrirte he la sustancia y misterios de los secretos. La cual sustancia de los secretos es el mismo Dios, porque Dios es la sustancia de la fe y el concepto de ella, y la fe es el secreto y el misterio. Y cuando se revelare y manifestare esto que nos tiene secreto y encubierto la fe, que es lo perfecto de Dios, como dice san Pablo (1 Cor. 13, 10), entonces se descubrirán al alma la sustancia y misterios de los secretos.
Pero en esta vida mortal, aunque no llegará el alma tan a lo puro de ellos como en la otra, por más que se esconda, todavía, si se escondiere, como Moisés, en la caverna de la piedra (Ex. 33, 22-23), que es en la verdadera imitación de la perfección de la vida del Hijo de Dios, Esposo del alma, amparándola Dios con su diestra, merecerá que le muestren las espaldas de Dios, que es llegar en esta vida a tanta perfección, que se una y transforme por amor en el dicho Hijo de Dios, su Esposo; de manera que se sienta tan junta con él y tan instruida y sabia en sus misterios, que cuanto a lo que toca a conocerle en esta vida no tenga necesidad de decir: ¿Adónde te escondiste? (San Juan de la Cruz. Cántico espiritual B 1,7-10).
Que sublime revelación!
El Cielo penetra la tierra en mi pequeña alma....
Que todo acontezca Señor, según Tu Santa Voluntad.
Le encomiendo de corazón, querido Padre David y espero con gozo el inicio de nuestros ejercicios espirituales.
La Paz del Señor. María, Reina de La Paz, ruega por nosotros y por La Paz del mundo entero.