El Evangelio de hoy (Lc 19,41-44):
✠
EN aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía:
«¡Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos.
Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita».
Textos para profundizar:
Catecismo de la Iglesia Católica:
1783. Hay que formar la conciencia, y esclarecer el juicio moral. Una conciencia bien formada es recta y veraz. Formula sus juicios según la razón, conforme al bien verdadero querido por la sabiduría del Creador. La educación de la conciencia es indispensable a seres humanos sometidos a influencias negativas y tentados por el pecado a preferir su propio juicio y a rechazar las enseñanzas autorizadas.
1785. En la formación de la conciencia, la Palabra de Dios es la luz de nuestro caminar; es preciso que la asimilemos en la fe y la oración, y la pongamos en práctica. Es preciso también que examinemos nuestra conciencia atendiendo a la cruz del Señor. Estamos asistidos por los dones del Espíritu Santo, ayudados por el testimonio o los consejos de otros y guiados por la enseñanza autorizada de la Iglesia (cf. DH 14).
Lámpara es Tu Palabra para mis pasos.
Señor, te ruego me ayudes a reconocer cada día lo que conduce a la Paz.
Sus consejos de hoy me sacan del letargo..., de la mano de María y con la luz del Espíritu Santo que pueda corresponder a la Voluntad de Dios para mi. Sé lo que debo cambiar, pido la gracia para actuar con determinación, para no postergarlo más y así agradar a mi Señor.
¡La Paz del Señor, la diligencia de Maria!