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Evangelio 29 noviembre 2022 (Lc 10,21-24) Padre David de Jesús. Cómo recibir a Jesús.

El Evangelio de hoy (Lc 10,21-24):

EN aquella hora Jesús se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo:

«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.

Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».

Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:

«¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».


Textos para profundizar:

Isaías 11,1-10:

Pero brotará un renuevo del tronco de Jesé, | y de su raíz florecerá un vástago.

Sobre él se posará el espíritu del Señor: | espíritu de sabiduría y entendimiento, | espíritu de consejo y fortaleza, | espíritu de ciencia y temor del Señor.

3 Lo inspirará el temor del Señor. | No juzgará por apariencias | ni sentenciará de oídas;

juzgará a los pobres con justicia, | sentenciará con rectitud a los sencillos de la tierra; | pero golpeará al violento con la vara de su boca, | y con el soplo de sus labios hará morir al malvado.

La justicia será ceñidor de su cintura, | y la lealtad, cinturón de sus caderas.

Habitará el lobo con el cordero, | el leopardo se tumbará con el cabrito, | el ternero y el león pacerán juntos: | un muchacho será su pastor.

La vaca pastará con el oso, | sus crías se tumbarán juntas; | el león como el buey, comerá paja.

8 El niño de pecho retoza junto al escondrijo de la serpiente, | y el recién destetado extiende la mano | hacia la madriguera del áspid.

Nadie causará daño ni estrago | por todo mi monte santo: | porque está lleno el país del conocimiento del Señor, | como las aguas colman el mar.

10 Aquel día, la raíz de Jesé será elevada | como enseña de los pueblos: | se volverán hacia ella las naciones | y será gloriosa su morada.

Concilio Vaticano II. Lumen Gentium:

55. […] Asimismo, ella [María] es la Virgen que concebirá y dará a luz un Hijo, que se llamará Emmanuel (cf. Is 7,14; comp. con Mi 5, 2-3; Mt1, 22-23). Ella sobresale entre los humildes y pobres del Señor, que confiadamente esperan y reciben de El la salvación. Finalmente, con ella misma, Hija excelsa de Sión, tras la prolongada espera de la promesa, se cumple la plenitud de los tiempos y se instaura la nueva economía, al tomar de ella la naturaleza humana el Hijo de Dios, a fin de librar al hombre del pecado mediante los misterios de su humanidad.

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