El Evangelio de hoy (Lc 2,36-40):
✠
EN aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, Jesús y sus padres volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.
Textos para profundizar:
Antífona de entrada Cf. Sab 18, 14-15
Cuando un silencio apacible envolvía todo y la noche llegaba a la mitad de su carrera, tu Palabra omnipotente, Señor, se lanzó desde el cielo, desde el trono real.
Aleluya:
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Un día sagrado nos ha iluminado;
venid, naciones, y adorad al Señor,
porque hoy una gran luz ha bajado a la tierra. R/.
Prefacio III de Navidad:
V/. El Señor esté con vosotros. R/.
V/. Levantemos el corazón. R/.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/.
EN verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Por él, hoy resplandece el maravilloso intercambio de nuestra redención:
porque, al asumir tu Verbo nuestra debilidad,
no solo asume dignidad eterna la naturaleza humana,
sino que esta unión admirable nos hace a nosotros eternos.
Por eso, unidos a los coros angélicos,
te alabamos proclamando llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
San Juan de la Cruz. Dichos de luz y de amor:
99. Una palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y ésta habla siempre en eterno silencio, y en silencio ha de ser oída del alma.
Gracias infinitas Padre David, todo el contenido del comentario de hoy está precioso, para aprovecharlo sin pérdida alguna..., que el Espíritu Santo me ayude a encarnar cada enseñanza.
Señor llévame al más profundo silencio para que mi alma pueda escucharte, y seguirte y amarte plácidamente, confiadamente, en total abandono, con esperanza cierta...