El Evangelio de hoy (Mc 11,27-33):
✠
EN aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras este paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le decían:
«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad para hacer esto?».
Jesús les replicó:
«Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿era del cielo o de los hombres? Contestadme».
Se pusieron a deliberar:
«Sí decimos que es del cielo, dirá: “¿Y por qué no le habéis creído? . ¿Pero como vamos a decir que es de los hombres?».
(Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta).
Y respondieron a Jesús:
«No sabemos».
Jesús les replicó:
«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».
Textos para profundizar:
Génesis 3,8:
“Cuando oyeron la voz del Señor Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, Adán y su mujer se escondieron de la vista del Señor Dios entre los árboles del jardín”.
Concilio Vaticano II. Dei verbum:
Pues en los libros sagrados el Padre que está en los cielos sale lleno de amor al encuentro de sus hijos y con ellos entabla conversación. (Concilio Vaticano II. Dei verbum 21).
104. En la sagrada Escritura, la Iglesia encuentra sin cesar su alimento y su fuerza (cf. DV 24), porque, en ella, no recibe solamente una palabra humana, sino lo que es realmente: la Palabra de Dios (cf. 1 Ts 2,13). «En los libros sagrados, el Padre que está en el cielo sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos» (DV 21).
142. Por su revelación, «Dios invisible habla a los hombres como a amigos, movido por su gran amor, y mora con ellos para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía» (DV 2). La respuesta adecuada a esta invitación es la fe.
Concilio Vaticano II. Dei verbum:
Así pues, por esta revelación, el Dios invisible (cf. Col 1,15; 1 Tim 1,17), movido por su desbordante caridad, habla a los hombres como amigos (cf. Ex 33,ll;Jn 15,14-15) y trata con ellos (cf. Bar 3,38), para invitarlos a la comunión consigo y recibirlos en ella. (Concilio Vaticano II. Dei verbum 2).
Saber que Dios quiere ser mi amigo me sobrecoge de emoción. Valerse del Padre David y del Padre Alfredo para conquistar mi corazón me enternece sobremanera y que quiera conversar conmigo a través de La Palabra me hace saltar de gozo.
Señor quiero que Tu seas mi mayor interés, que me lleves al centro de mi alma y que demos muchos paseos juntos...
Los programas del Padre Alfredo "Aprende a orar con La Palabra" me han ayudado mucho, son preciosos y muy didácticos.
Gracias Padre David por este hermoso regalo que nos ha dado hoy.
Reina de la Paz, también quiero dar muchos paseos contigo, pues Tú eres mi Madre y Maestra.
¡LA PAZ DEL SEÑOR!
Mc 11:27-33. "Neque ego dico vobis". "Tampoco yo os digo".
No se quieren enterar
de que Cristo reina ya,
y rechazan la verdad,
te preguntan con maldad
porque te quieren pillar.
No les voy a contestar,
con su duda quedarán,
entre ellos discutirán
porque picados están.
¿Quién es ése? Se dirán.
Quieren saber mi secreto,
¿de dónde saca todo esto?
¿Lo que dice es todo un cuento?
En el fondo están molestos,
la envidia les come dentro.
Jesús quiere ser tu amigo,
hay que saltar al vacío
y decir "En Ti Confío",
pues desde el cielo has venido
a sacarme de este lío.
En Ti voy a confiar
porque me quieres salvar,
me llevas a pasear
y por horas conversar.