El Evangelio de hoy (Jn 19,25-34):
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EN aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre:
«Mujer, ahí tienes a tu hijo».
Luego, dijo al discípulo:
«Ahí tienes a tu madre».
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo:
«Tengo sed».
Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:
«Está cumplido».
E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.
Infinitas gracias padre David de Jesús por confiarnos su testimonio de fe con María! Estoy convencida que si los conversos contáramos al mundo nuestras experiencias de amor con Dios y con la Virgen el mundo escucharía más y la gente se acercaría más a Dios. La gente tiene sed de infinito y quien se ha encontrado con el amor de Dios ha experimentado la plenitud y es por eso que luego no puede separarse de Jesús porque Jesús es la plenitud que toda alma busca. Y María es la madre de la Felicidad misma y nos lleva a su encuentro. Que este nuevo Pentecostés nos de fortaleza para dar ese paso y hablar abiertamente las maravillas que Dios nos ha…
Mí querido Padre David, buen y bendecido día!!! Queridos hermanos, paz y bien para todos. Aquí en Argentina, mí ciudad, Tandil...ya es muy tarde...puedo decir que ha comenzado el día lunes y me encuentro escuchando con gran atención y con profunda alegría el evangelio...la Palabra del Señor. Luego de esta culminación de las pascuas con la fiesta de Pentecostés...tras haber caminado cincuenta días de la mano de nuestra Madre...sigo mirando al cielo con los pies sobre la tierra...aferrándome a Ella...con la fuerza del Espíritu Santo, y con la gracia de nuestro Señor Jesús...
Al oir su testimonio, de aquellos 16 años, de su experiencia y encuentro primero con nuestra Madre, siento que estaría horas escuchándole maravillada ...no se si es…
Jn 19:25-34. "Mater tua". "Tu Madre".
Soy tu hijo y tú eres mi Madre
y Dios me encarga cuidarte,
quiero rosas regalarte,
mi corazón entregarte,
muchos besos voy a darte.
Y de ahora en adelante
también voy a obedecerte,
pues triste no quiero verte,
me propongo caso hacerte,
no quiero un disgusto darte.
Me he dado cuenta muy tarde
de que por mí tú has sufrido
y tu corazón he herido
apartándome de tu Hijo,
he sido un poco cobarde.
Pero ahora quiero abrazarte
porque ya me he arrepentido,
he enderezado el camino,
veo claro mi destino,
ya por siempre voy a amarte.
El corazón repararte,
un montón voy a quererte,
diariamente rezarte
el rosario lentamente.
Mamá, yo quiero alegrarte.
Si supiéramos cuánto nos ama la Virgen María, lloraríamos de alegría y seríamos mejores hijos para hacerla sonreír.
Gracias Padre David por compartirnos estos momentos tan importantes e íntimos de su vida y de su relación filial con la Virgen María que nos animan a amarla mucho y a ser hijos consagrdos a Ella.
Doy infinitas gracias a Dios por pensar en la Inmaculada dentro de su plan de salvación, por la generosidad de Jesús al dejárnosla por Madre y al Espíritu Santificador que la hace "llena de gracia" desde siempre y para siempre.
Ven Madre mía, mi corazón es Tu casa, quiero seguir aprendiendo de Ti, cuidarte y dejarme cuidar, quiero permanecer muy cerquita tuyo, pues donde Tú estás,…