Amado mío, yo deseo que cada vez que tenemos el encuentro Eucarístico, tu sientas las complacencias, dulzuras y correspondencias de Amor de la Santísima Virgen María y de todas las almas bienaventuradas, en lugar de mis amarguras y las que te damos mi familia, yo y la humanidad.
¡Que todos los pueblos Te adoren y alaben Tu Nombre, oh Altísimo!
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¡Que todos los pueblos Te adoren y alaben Tu Nombre, oh Altísimo!