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Evangelio de hoy 10 marzo 2024 (Jn 3,14-21) Padre David de Jesús. Domingo 4º Cuaresma.

El Evangelio de hoy (Jn 3,14-21):

✠

EN aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:


«Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.


Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.


Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.


El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.


Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.


En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios».


Textos para profundizar:

Oración colecta

OH, Dios, que, por tu Verbo,

realizas de modo admirable

la reconciliación del género humano,

haz que el pueblo cristiano

se apresure, con fe gozosa y entrega diligente,

a celebrar las próximas fiestas pascuales.

Por nuestro Señor Jesucristo.


Oración sobre las ofrendas

SEÑOR, al ofrecerte alegres

los dones de la eterna salvación,

te rogamos nos ayudes

a celebrarlos con fe verdadera

y a saber ofrecértelos de modo adecuado

por la salvación del mundo.

Por Jesucristo, nuestro Señor.


Prefacio I de Cuaresma

V/.   El Señor esté con vosotros. R/.

V/.   Levantemos el corazón. R/.

V/.   Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/.

 

EN verdad es justo y necesario,

es nuestro deber y salvación

darte gracias siempre y en todo lugar,

Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno

por Cristo, Señor nuestro.

 

Por él concedes a tus fieles

anhelar, año tras año, con el gozo de habernos purificado,

los sacramentos pascuales,

para que, dedicados con mayor entrega

a la oración y a la caridad fraterna,

por la celebración de los misterios que nos dieron nueva vida,

lleguemos a ser con plenitud hijos de Dios.

 

Por eso,

con los ángeles y arcángeles,

tronos y dominaciones,

y con todos los coros celestiales,

cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

 

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.

Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

Hosanna en el cielo.

Bendito el que viene en nombre del Señor.

Hosanna en el cielo.



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