El Evangelio de hoy (Jn 6,22-29):
✠
DESPUÉS de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.
Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?».
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios».
Ellos le preguntaron:
«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?».
Respondió Jesús:
«La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado».
Textos para profundizar:
Antífona de entrada
Ha resucitado el Buen Pastor, que dio la vida por sus ovejas y se dignó morir por su rebaño. Aleluya.
-Buen día Jesús!!! ¿Charlamos un ratito?
-¡Charlemos hija!
-¿Se terminaron esos pensamientos que te hablaban en contra de la oración?
-no Jesús mío, siguen, pero trato de no hacer caso y confiar en lo que me dijiste al corazón, que si toda charla contigo es acorde a lo que enseña la Iglesia Católica entonces debo confiar que es una oración santa y genuina y que Tu la permites y bendices. Amado Jesús!, quiero hacerte una pregunta.
-Soy tu Maestro, ¿cuál pregunta es esa?
-me he preguntado muchas veces por qué yo, tan indigna hija, tan ignorante de muchas cosas de la vida de Dios, tan sumida en tantas imperfecciones y debilidades tuve la dichosa gracia de experimentar tu amor divino…
Jesús, yo creo en Ti y en Quien Te ha enviado, pero mi fe es frágil, sólo Tu la puedes aumentar y fortalecer.
Creo en la Vida Eterna y aspiro a ella, no por mérito sino por gracia.
Compadécete de mi cuando yerro, dame Tu mano y levántame. Me fío también de los cuidados maternales de la Virgen María y considero que haber llegado a esta familia espiritual es un signo visible y concreto de esta maravillosa invitación que me haces a aspirar al Cielo acompañando mi fe con obras de amor.
Queridos Padre Alfredo y Padre David, los llevo en mi corazón y en mis oraciones. Muchísimas gracias por esta hermosa labor de evangelización.
¡La Paz del Señor!
Jn 6:22-29. "Ut credatis". "Que creáis".
Señor, ¿qué quieres de mí?
Muéstrame tu voluntad.
¿Cómo confiar en Ti?
Quiero saber la verdad.
Tendrás que ver las señales,
embarcarte y encontrarlo.
En tu lago Tiberiades
lo verás al otro lado.
Algo tendrás que mojarte,
¿estarás equivocado?
Y tendrás que preguntarle
¿es verdad que haces milagros?
¿Lo buscas por interés?
¿Que resuelva tu problema?
¿O de verdad quieres ver
si existe la vida eterna?
Deberás cambiar el chip
si es cierto que quieres verlo.
Trabajar por alimento
que perdura para el cielo.
Pedir que aumente tu fe
y cumplir sus mandamientos,
conocerlo más a Él
dejando que te entre dentro.
Y cargarás con tu cruz
si es que quieres ver la luz.