Jesús, enséñanos a orar. Que tu Palabra sea lámpara para nuestros pasos, luz en nuestro sendero.
María, alcánzanos de tu Hijo, al que adoramos presente en el Santísimo Sacramento, la gracias de vivir siempre de la Palabra salida de sus labios.
Jesús, enséñanos a orar. Que tu Palabra sea lámpara para nuestros pasos, luz en nuestro sendero.
María, alcánzanos de tu Hijo, al que adoramos presente en el Santísimo Sacramento, la gracias de vivir siempre de la Palabra salida de sus labios.
Jesús, Tú eres principio y fin de mi existencia, eres el dueño de mi corazón, de lo que soy y de lo que tengo. Eres la fuente de la que bebo, la luz que me ilumina, el aliento que me da vida. Por Ti quiero ser cada día mejor. Gracias por amarme tanto, por cada milagro que me permites descubrir. Gracias por hacerme hija de María, de quien aprendo tanto.
Gracias por regalarnos esta amorosa familia espiritual de María con nosotros. Bendícenos a todos, especialmente al Padre Alfredo y al Padre David.
Danos amor Señor, para que en él te goces...
Jesús! me inspiras tanto amor en el alma que quisiera tener unos brazos larguísimos para abrazarte todo, rodearte todo con mis brazos. ¡Eres tan bueno Jesús!
-¿cómo sientes mi amor hija?
-te siento en mi corazón! Y mi mente con ojos de quien mira con cierta desconfianza observa el amor que en el corazón se recrea! Lo observa y a la vez trata de investigar de donde vienen tantas caricias al alma, porque la mente quiere entender todo con razonamientos y pruebas, pero lo que ve escapa a sus capacidades o pretensiones, entonces me quiere convencer que no existen, que son amores ilusorios que yo deseo que existan porque me gusta que existan, entonces le digo ¿cómo me puedo inventar…