El Evangelio de hoy (Mt 20,17-28):
✠
EN aquel tiempo, subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino:
«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará».
Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para hacerle una petición.
Él le preguntó:
«¿Qué deseas?».
Ella contestó:
«Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».
Pero Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?».
Contestaron:
«Podemos».
Él les dijo:
«Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo:
«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.
Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos».
Textos para profundizar:
Santa Teresa de Jesús. Libro de la vida:
1. Pues ya andaba mi alma cansada y, aunque quería, no le dejaban descansar las ruines costumbres que tenía. Acaecióme que, entrando un día en el oratorio, vi una imagen que habían traído allá a guardar, que se había buscado para cierta fiesta que se hacía en casa. Era de Cristo muy llagado y tan devota que, en mirándola, toda me turbó de verle tal, porque representaba bien lo que pasó por nosotros. Fue tanto lo que sentí de lo mal que había agradecido aquellas llagas, que el corazón me parece se me partía, y arrojéme cabe Él con grandísimo derramamiento de lágrimas, suplicándole me fortaleciese ya de una vez para no ofenderle.
Cristo muy llagado de Santa Teresa de Jesús
2. Era yo muy devota de la gloriosa Magdalena y muy muchas veces pensaba en su conversión, en especial cuando comulgaba, que como sabía estaba allí cierto el Señor dentro de mí, poníame a sus pies, pareciéndome no eran de desechar mis lágrimas. Y no sabía lo que decía, que harto hacía quien por sí me las consentía derramar, pues tan presto se me olvidaba aquel sentimiento. Y encomendábame a aquesta gloriosa Santa para que me alcanzase perdón.
3. Mas esta postrera vez de esta imagen que digo, me parece me aprovechó más, porque estaba ya muy desconfiada de mí y ponía toda mi confianza en Dios. Paréceme le dije entonces que no me había de levantar de allí hasta que hiciese lo que le suplicaba. Creo cierto me aprovechó, porque fui mejorando mucho desde entonces. (Santa Teresa de Jesús. Libro de la vida 9,1-3).
Señor ilumina mi alma para reconocer todas las maravillas qué haces por mí y qué yo me esfuerze cada día con tú gracia por la santidad .
Padre David qué alegría y felicidad poder saludarlo y muchas gracias por compartir esos textos de Santa Teresa qué llenan el alma.🙏🏼🙏🏼💞❣️
Señor, haz que vea con los ojos del alma Tu cuerpo muy llagado y que por amor y agradecimiento a Tí y a tan dolorosa entrega por mí y por todos, quiera ser santa y adorarte siempre, en la tierra y en el cielo.
Cierra mis oídos a las mentiras del enemigo que me ensoberbecen y engañan. Dame dolor de mis pecados, perseverancia en mi deseo de pertenecerte íntegramente y confianza plena en que Tu lo puedes todo, y en que si me quieres santa, lo seré por Tu gracia y por Tu amor.
La Madre y Tu me conocen, me confío a su amor y a sus cuidados cada día de mi vida y se las ofrezco por la…
Mt 20:17-28. "Redemptionem". "En rescate".
Me siento muy pecador
contemplando la Pasión,
llagado veo al Señor,
muchas llagas te hice yo.
Te golpeé con el flagelo,
te arranqué un mechón de pelo,
te escupí mirando al cielo,
no te levanté del suelo.
Es verdad, estaba ciego,
pero no quería verlo,
recordarlo me da miedo,
¿cómo pude ser tan necio?
Por nosotros padeciste
y te hicimos estar triste,
aún así me convertiste,
detrás de un borrego fuiste.
Se me parte el corazón
y te suplico perdón,
he sido un gran pecador,
no eras mi primer amor.
Por mi culpa, por mi culpa,
repito, por mi gran culpa,
no debo olvidarlo nunca,
sólo yo tengo la culpa.
Sin embargo, Dios me quiere
Buenas tardes querido padre David de Jesús! hace unos días sentía en mi mente y corazón una voz que me decía que meditara sobre el amor al sufrimiento, sobre el amor a cargar la cruz, yo no encontraba un puente que me llevara a pensar sobre esta gracia y dejaba pasar este llamado. Pero hoy llegó el momento, era hoy que tenía que hablar sobre este tema que desde hace tiempo mi alma contempla en mi interior y me sorprende que el Señor me inspire este Amor tan alto, es cómo que Jesús me invita a subir a este grado de Amor, me cuesta creerlo, porque yo soy un alma muy ordinaria, ¿cómo me invita a mi? me pregunto; pero…