El Evangelio de hoy (Mc 2, 13-17):
EN aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudÃa a él y les enseñaba.
Al pasar vio a LevÃ, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice:
   «SÃgueme».
Se levantó y lo siguió.
Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de LevÃ, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discÃpulos, pues eran muchos los que lo seguÃan.
Los escribas de los fariseos, al ver que comÃa con pecadores y publicanos, decÃan a sus discÃpulos:
   «¿Por qué come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y les dijo:
   «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he veido a llamar a justos, sino a pecadores».
Textos para profundizar:
LOS FRUTOS DE LA COMUNIÓN
1391. La comunión acrecienta nuestra unión con Cristo. Recibir la EucaristÃa en la comunión da como fruto principal la unión Ãntima con Cristo Jesús. En efecto, el Señor dice: "Quien come mi Carne y bebe mi Sangre habita en mà y yo en él" (Jn 6,56). La vida en Cristo encuentra su fundamento en el banquete eucarÃstico: "Lo mismo que me ha enviado el Padre, que vive, y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mÃ" (Jn 6,57):
«Cuando en las fiestas [del Señor] los fieles reciben el Cuerpo del Hijo, proclaman unos a otros la Buena Nueva, se nos han dado las arras de la vida, como cuando el ángel dijo a MarÃa [de Magdala]: "¡Cristo ha resucitado!" He aquà que ahora también la vida y la resurrección son comunicadas a quien recibe a Cristo» (Fanqîth, Breviarium iuxta ritum Ecclesiae Antiochenae Syrorum, v. 1).