El Evangelio de hoy (Mt 19,3-12):
✠
EN aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier motivo?».
Él les respondió:
«¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”? De modo que ya no son dos, sino una sola carne.
Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».
Ellos insistieron:
«¿Y por qué mandó Moisés darle acta de divorcio y repudiarla?».
Él les contestó:
«Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Pero yo os digo que, si uno repudia a su mujer —no hablo de unión ilegítima— y se casa con otra, comete adulterio».
Los discípulos le replicaron:
«Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse».
Pero él les dijo:
«No todos entienden esto, solo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos ellos mismos por el reino de los cielos. El que pueda entender, entienda».
Textos para profundizar:
San Juan de la Cruz. Cántico espiritual:
En soledad la guía a solas su querido.
6. Quiere decir: que no sólo la guía en la soledad de ella, mas que él mismo a solas es el que obra en ella sin otro algún medio. Porque ésta es la propiedad de esta unión del alma con Dios en matrimonio espiritual: hacer Dios en ella y comunicársele por sí solo, no ya por medio de ángeles como antes, ni por medio de la habilidad natural. Porque los sentidos exteriores e interiores y todas las criaturas y aun la misma alma, muy poco hacen al caso para ser parte para recibir estas grandes mercedes sobrenaturales que Dios hace en este estado; no caen en habilidad y obra natural y diligencia del alma; él a solas lo hace en ella. Y la causa es porque la halla a solas, como está dicho, y así no la quiere dar otra compañía, aprovechándola y fiándola de otro que sí solo. Y también es cosa conveniente, que, pues el alma ya lo ha dejado todo y pasado por todos los medios, subiéndose sobre todo a Dios, que el mismo Dios sea la guía y el medio para sí mismo. Y, habiéndose el alma ya subido en soledad de todo sobre todo, ya todo no le aprovecha ni sirve para más subir otra cosa que el mismo Verbo Esposo; el cual, por estar tan enamorado de ella, él a solas es el que la quiere hacer las dichas mercedes. (San Juan de la Cruz. Cántico espiritual B 35,6).
Santa Teresa de Jesús. Relaciones:
Sobre darme a entender qué es unión:
1. «No pienses, hija, que es unión estar muy junta conmigo, porque también lo están los que me ofenden, aunque no quieren; ni los regalos y gustos de la oración, aunque sea en muy subido grado, aunque sean míos (…)
2. Tornando a la unión, entendí que era este espíritu limpio y levantado de todas las cosas de la tierra, no quedar cosa de él que quiera salir de la voluntad de Dios, sino que de tal manera esté un espíritu y una voluntad conforme con la suya, y un desasimiento de todo, empleado en Dios, que no haya memoria de amor en sí ni en ninguna cosa criada. (Santa Teresa de Jesús. Relaciones 29,1-2).
1618. Cristo es el centro de toda vida cristiana. El vínculo con Él ocupa el primer lugar entre todos los demás vínculos, familiares o sociales (cf. Lc 14,26; Mc 10,28-31). Desde los comienzos de la Iglesia ha habido hombres y mujeres que han renunciado al gran bien del matrimonio para seguir al Cordero dondequiera que vaya (cf. Ap 14,4), para ocuparse de las cosas del Señor, para tratar de agradarle (cf. 1 Co 7,32), para ir al encuentro del Esposo que viene (cf. Mt 25,6). Cristo mismo invitó a algunos a seguirle en este modo de vida del que Él es el modelo:
«Hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos hechos por los hombres, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda» (Mt 19,12).
1619. La virginidad por el Reino de los cielos es un desarrollo de la gracia bautismal, un signo poderoso de la preeminencia del vínculo con Cristo, de la ardiente espera de su retorno, un signo que recuerda también que el matrimonio es una realidad que manifiesta el carácter pasajero de este mundo (cf. Mc 12,25; 1 Co 7,31).
1620. Estas dos realidades, el sacramento del Matrimonio y la virginidad por el Reino de Dios, vienen del Señor mismo. Es Él quien les da sentido y les concede la gracia indispensable para vivirlos conforme a su voluntad (cf. Mt 19,3-12). La estima de la virginidad por el Reino (cf. LG 42; PC 12; OT 10) y el sentido cristiano del Matrimonio son inseparables y se apoyan mutuamente:
«Denigrar el matrimonio es reducir a la vez la gloria de la virginidad; elogiarlo es realzar a la vez la admiración que corresponde a la virginidad. Pero lo que por comparación con lo peor parece bueno, no es bueno del todo; lo que según el parecer de todos es mejor que todos los bienes, eso sí que es en verdad un bien eminente» (San Juan Crisóstomo, De virginitate, 10,1; cf. FC, 16).
2232. Los vínculos familiares, aunque son muy importantes, no son absolutos. A la par que el hijo crece hacia una madurez y autonomía humanas y espirituales, la vocación singular que viene de Dios se afirma con más claridad y fuerza. Los padres deben respetar esta llamada y favorecer la respuesta de sus hijos para seguirla. Es preciso convencerse de que la vocación primera del cristiano es seguir a Jesús (cf. Mt 16, 25): “El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí” (Mt 10, 37).
2233. Hacerse discípulo de Jesús es aceptar la invitación a pertenecer a la familia de Dios, a vivir en conformidad con su manera de vivir: “El que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, éste es mi hermano, mi hermana y mi madre” (Mt 12, 49).
Los padres deben acoger y respetar con alegría y acción de gracias el llamamiento del Señor a uno de sus hijos para que le siga en la virginidad por el Reino, en la vida consagrada o en el ministerio sacerdotal.
Cuando dos almas se aman, no quieren estar separados, y de ahí, de este amor es que surge el matrimonio. Me encanta padre David de Jesús cuando toca estos temas tan sublimes y tan hermosos de la vida espiritual. Creo que me atrae mucho este amor de unión que aquí describe, y como quien se desvive por ir a ver ese concierto de música que es tan fanático, así se siente mi alma cuando escucho explicaciones de este alto modo de amor espiritual entre Dios y las almas. Siento que mi alma aspira a ese Amor de unión de mi alma con Dios. Es más, lo pienso y me hace suspirar por el deseo que me inspira. Todos los días…
Mt 19:3-12. "Dimittere". "Repudiar".
Lo que Dios ha bendecido,
¿cómo voy a repudiar?
Voy a mantenerme unido
con mi esposa hasta el final.
Jesús me manda una cruz
que no voy a rechazar,
aumentaré mi virtud
para poderla llevar.
Estamos en la batalla
contra el diablo y Satanás,
tendrás que hacerte con armas
en la lucha espiritual.
Rezo el rosario a la Virgen
y le pido castidad,
y escucho lo que me dice
para poder continuar.
Y mi orgullo he sepultado
bajo el amor que me da,
con la Virgen a mi lado
lo podré sobrellevar.
Me protege con su manto
y muchas gracias me da.
Madre del cielo a mi lado,
que pueda perseverar.
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Dulce Madre, ven a ordenar mis afectos desordenados y a purificar mi alma dejándola sola, para que Jesús la encuentre libre de apegos y quiera ser su única compañía.
Gracias por llamarme al matrimonio como medio de santificación que me está preparando para las verdaderas nupcias.
Yo creo en Ti, Te Adoro, Te espero y Te amo y te pido perdón por los que te ignoran, te ofenden y no quieren tener nada contigo.
Haz Tu obra en mi según Tu Voluntad.
La Paz del Señor