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Evangelio de hoy 18 octubre 2024. Padre David de Jesús. Jesús nos enseña a evangelizar (Lc 10,1-9)

El Evangelio de hoy (Lc 10,1-9):

     EN aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.

     Y les decía:

     «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.

     ¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.

     Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.

     Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.

     Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: “El reino de Dios ha llegado a vosotros”».

Textos para profundizar:

Benedicto XVI. Jesús de Nazaret:

Aquí surge la gran pregunta que nos acompañará a lo largo de todo este libro: ¿qué ha traído Jesús realmente, si no ha traído la paz al mundo, el bienestar para todos, un mundo mejor? ¿Qué ha traído?

La respuesta es muy sencilla: a Dios. Ha traído a Dios. Aquel Dios cuyo rostro se había ido revelando primero poco a poco, desde Abraham hasta la literatura sapiencial, pasando por Moisés y los Profetas; el Dios que sólo había mostrado su rostro en Israel y que, si bien entre muchas sombras, había sido honrado en el mundo de los pueblos; ese Dios, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Dios verdadero, Él lo ha traído a los pueblos de la tierra.

Ha traído a Dios: ahora conocemos su rostro, ahora podemos invocarlo. Ahora conocemos el camino que debemos seguir como hombres en este mundo. Jesús ha traído a Dios y, con Él, la verdad sobre nuestro origen y nuestro destino; la fe, la esperanza y el amor. Sólo nuestra dureza de corazón nos hace pensar que esto es poco. Sí, el poder de Dios en este mundo es un poder silencioso, pero constituye el poder verdadero, duradero. La causa de Dios parece estar siempre como en agonía. Sin embargo, se demuestra siempre como lo que verdaderamente permanece y salva. Los reinos de la tierra, que Satanás puso en su momento ante el Señor, se han ido derrumbando todos. Su gloria, su doxa, ha resultado ser apariencia. Pero la gloria de Cristo, la gloria humilde y dispuesta a sufrir, la gloria de su amor, no ha desaparecido ni desaparecerá. (Benedicto XVI. Jesús de Nazaret. Cap. 2, págs. 69-70).

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2 comentarios

2 Comments



Unknown member
Oct 18

Tanto por aprender....


Enséñame Señor a evangelizar, envía Tu Espíritu para que pueda entender las Escrituras y haz que todo lo que diga y haga les hable de Tí a mis hermanos.


Gracias Jesús porque al revelarnos Tu Rostro nos diste a conocer al Padre y nos enviaste al Espíritu Santificador, para que conozcamos, amemos, adoremos, demos gracias y nos dejemos poseer por la SantísimaTrinidad.


Quiero amar y hacer amar al AMOR.


Gracias Padre David por la sugerencia de lectura.


La Paz del Señor


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