Evangelio de hoy 8 agosto 2024. Padre David de Jesús. El sentido del sufrimiento (Mt 16,13-23)
- María con nosotros
- 7 ago 2024
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El Evangelio de hoy (Mt 16,13-23):
✠
EN aquel tiempo, aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron:
«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Simón Pedro tomo la palabra y dijo:
«Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo».
Jesús le respondió:
«¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.
Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo:
«¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte».
Jesús se volvió y dijo a Pedro:
«¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios».
Textos para profundizar:
Nuevo Testamento del Padre Manuel Iglesias:
Nota a Mt 16,21-28: Comienza la etapa más difícil en el crecimiento en la fe: los apóstoles han de purificar el seguimiento primero (4,20); no sólo han de superar el sueño nacionalista de un triunfo político-religioso, sino que deberán superar el plano de la «sabiduría» de los hombres, para vivir en el plano de la sabiduría de Dios (lo que llama san Pablo «la locura de la cruz»).
Dirección espiritual. Luis María Mendizábal:
Las cruces de la vida.—Abarcan todo lo trabajoso que acompaña la vida del hombre sobre la tierra. Designan lo fatigoso que frecuentemente se encuentra en el cumplimiento de las fidelidades religiosas, del propio deber profesional; en la superación de los obstáculos, de la pereza, comodidad, egoísmo; los roces y disgustos de la convivencia humana. Las fatigas del trabajo intelectual y manual; los problemas y preocupaciones familiares que hay que afrontar. Todo ello constituye el material ingente de la cruz, que el cristiano debe aceptar y ofrecer responsablemente.
Pero la pasión, dentro de su sentido general indicado, tiene un significado especial cuando designa la pasión de Cristo, y tiene también reflejos especiales sobre la vida cristiana. A los sudores, fatigas y trabajos de Cristo en su vida oculta o pública no suele llamárseles pasión. La pasión tiene un sentido más fuerte dentro de los sufrimientos o trabajos generales. La pasión significa el sufrimiento puro, difícil de entender, porque, humanamente, no tiene explicación al no vérsele eficacia alguna. Se comprende bien, humanamente, que para abrirse uno camino en la vida tenga que luchar y sufrir. Lo incomprensible es la pura pasión. Desde el momento de su prisión en Getsemaní, Jesús queda humanamente inutilizado. Su eficiencia ha terminado. Y, sin embargo, la hora del sufrimiento puro es «la hora de Cristo»".
Es importante entenderlo en la vida cristiana y hay que infundirlo en la dirección. Pasión estricta es la enfermedad, la vejez, la marginación, el fracaso. Cosas todas que humanamente no tienen sentido.
El misterio revelado de la pasión nos ilumina hasta hacer comprender que, aun el sufrimiento puro, aun el que el Señor permite, como consecuencia del pecado original, en la naturaleza humana herida, aun el que viene a través de la injusticia de los hombres o como efecto de los propios fallos y pecados, puede tener verdadero valor santificador y redentor.
Los principios de la cruz no son sólo negativos, de manera que haya que concebirla como un mal inevitable que se recibe con pura resignación cuando toca. La cruz tiene un puesto central en la vida cristiana y en esta vida, no menor que la participación de la resurrección misma de Cristo. Ambas participaciones, de la resurrección y de la pasión, entran a formar parte, simultáneamente, del ethos cristiano en el conocimiento de Cristo (Flp 3,10). Para la santificación personal, la cruz tiene este lugar central, ante todo, en la purificación activa y pasiva; luego, en cuanto la vida de gracia es esencialmente, en nuestra economía, participación en la obra redentora, colaboración con Cristo, que es tanto más próxima y eficaz cuanto más es uno llamado por Cristo a participar de su cruz.
Señor bendito seas por tus palabras de este evangelio enséñame a cargar mí cruz con amor y siempre con la compañía de tu Santísima madre amén.
Padre David qué alegría y bendición escucharlo y poderlo saludar.🙏🏼🙏🏼♥️💖❤️
"Lo que importa es cómo acaba".
La locura del amor, incomprensible para el hombre y tan natural para Dios.
Enséñame Señor a amar como Tú y a darle un propósito a mi sufrimiento. Lo uno con amor agradecido a Tu sufrimiento y al de la Virgen María por la salvación de las almas.
Sé que mis sufrimientos son peldaños que al subirlos me acercan a Ti y a la plenitud del amor. Gracias Señor porque cuando tengo un sufrimiento, tengo un tesoro, te tengo a Ti.
Gracias 🙏
Mt 16:13-23. "Filius Dei vivi". "Hijo de Dios vivo".
Somos hijos en el Hijo
con un Padre que está vivo,
qué regalo tan bonito
ser los hermanos de Cristo.
Soy su hermano y soy su hijo
y también soy un amigo,
qué suerte haberme escogido
y que me muestre el camino.
Porque yo andaba perdido
sin conocer mi destino,
en la cruz me ha redimido
para que sea su hijo.
En el dolor de la cruz
Dios te muestra que está vivo
y esta cruz será la luz
que a otros alumbre el camino.
¿Quién entrega más amor?
Quien muere por sus amigos.
Pues vas a tener dolor
si el amor has elegido.
En tu cruz vas a aprender
por…