Evangelio de hoy miércoles 2 julio 2025. Todo tiene solución (Mt 8,28-34)
- María con nosotros
- 1 jul
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El Evangelio de hoy (Mt 8,28-34):
✠
EN aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gadarenos.
Desde los sepulcros dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino.
Y le dijeron a gritos:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?».
A cierta distancia, una gran piara de cerdos estaba paciendo. Los demonios le rogaron:
«Si nos echas, mándanos a la piara».
Jesús les dijo:
«Id».
Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo al mar y murieron en las aguas.
Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados.
Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país.
Textos para profundizar:
Primera Lectura Gén 21,5 8-20
ABRAHAM tenía cien años cuando le nació su hijo Isaac.
El chico creció y lo destetaron. Abrahán dio un gran banquete el día que destetaron a Isaac.
Al ver que el hijo de Agar, la egipcia, y de Abraham jugaba con Isaac, Sara dijo a Abraham:
«Expulsa a esa criada y a su hijo, pues no va a heredar el hijo de esa criada con mi hijo Isaac».
Abraham se llevó un disgusto, pues era hijo suyo. Pero Dios dijo a Abraham:
«No te aflijas por el muchacho y la criada; haz todo lo que te dice Sara, porque será Isaac quien continúe tu descendencia. Pero también al hijo de la criada lo convertiré en un gran pueblo, pues es descendiente tuyo».
Abraham madrugó, tomó pan y un odre de agua, lo cargó a hombros de Agar y la despidió con el muchacho. Ella marchó y fue vagando por el desierto de Berseba. Cuando se le acabó el agua del odre, colocó al niño debajo de unas matas; se apartó y se sentó a solas, a la distancia de un tiro de arco, diciendo:
«No puedo ver morir al niño».
Se sentó aparte y, alzando la voz, rompió a llorar. Dios oyó la voz del niño, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo; le dijo:
«¿Qué te pasa, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del chico, allí donde está. Levántate, toma al niño y agárrale fuerte de la mano, porque haré que sea un pueblo grande».
Dios le abrió los ojos, y vio un pozo de agua; ella fue, llenó el odre de agua y dio de beber al muchacho.
Dios estaba con el muchacho, que creció, habitó en el desierto y se hizo un experto arquero.





Fe, esperanza, paciencia y el infinito Amor de Dios, cumplidor de promesas.
¡¿De qué me preocupo?!
Gracias Padre David por sus esperanzadoras palabras de hoy.
Gracias por acercarnos a la lectura de la Biblia de esta manera tan especial.
Dios los bendiga.
La Paz del Señor.