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Evangelio de hoy viernes 1 agosto 2025. 7 consejos para saber enseñar (Mt 13,54-58)

El Evangelio de hoy (Mt 13,54-58):

EN aquel tiempo, Jesús fue a su ciudad y se puso a enseñar en su sinagoga.

La gente decía admirada:

«¿De dónde saca este esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?».

Y se escandalizaban a causa de él.

Jesús les dijo:

«Solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta».

Y no hizo allí muchos milagros, por su falta de fe.

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Textos para profundizar:

San Juan Pablo II. Don y misterio:

Después de tantos años de ministerio de la Palabra, que especialmente como Papa me han visto peregrino por todos los rincones del mundo, debo dedicar algunas consideraciones a esta dimensión de la vida sacerdotal. Una dimensión exigente, ya que los hombres de hoy esperan del sacerdote antes que la palabra "anunciada" la palabra "vivida". El presbítero debe "vivir de la Palabra''. Pero al mismo tiempo, se ha de esforzar por estar también intelectualmente preparado para conocerla a fondo y anunciarla eficazmente. En nuestra época, caracterizada por un alto nivel de especialización en casi todos los sectores de la vida, la formación intelectual es muy importante. Esta hace posible entablar un diálogo intenso y creativo con el pensamiento contemporáneo. Los estudios humanísticos y filosóficos y el conocimiento de la teología son los caminos para alcanzar esta formación intelectual, que deberá ser profundizada durante toda la vida. El estudio, para ser auténticamente formativo, tiene necesidad de estar acompañado siempre por la oración, la meditación, la súplica de los dones del Espíritu Santo: la sabiduría, la inteligencia, el consejo, la fortaleza, la ciencia, la piedad y el temor de Dios. Santo Tomás de Aquino explica como, con los dones del Espíritu Santo, todo el organismo espiritual del hombre se hace sensible a la luz de Dios, a la luz del conocimiento y también a la inspiración del amor. La súplica de los dones del Espíritu Santo me ha acompañado desde mi juventud y a ella sigo siendo fiel hasta ahora. (San Juan Pablo II. Don y misterio, IX Ser sacerdote hoy, hombre de la Palabra).

Concilio Vaticano II. Presbyterorum ordinis:

4. El Pueblo de Dios se reúne, sobre todo, por la palabra de Dios vivo al cual es muy lícito buscarla en la boca del sacerdote. Nadie puede salvarse si antes no ha tenido fe. Por eso los presbíteros, como colaboradores de los obispos, tienen como primer deber el anunciar a todos el Evangelio de Dios. Así, cumpliendo el mandato de Cristo: «Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a todos los hombres» (Mc 16,15) construyen y acrecientan el Pueblo de Dios. En efecto, la fe se suscita en el corazón de los no creyentes y se alimenta en el corazón de los creyentes con la palabra de la salvación. Con la fe empieza y se desarrolla la comunidad de los creyentes. Es lo que dice el Apóstol: «La fe viene del mensaje, y el mensaje, a través de la palabra de Cristo» (Rom 10, 17). Los presbíteros, por tanto, se deben a todos para comunicarles la verdad del Evangelio de la que gozan en el Señor. Por tanto, cuando con su conducta ejemplar entre los hombres los llevan a glorificar a Dios, o cuando enseñan la catequesis cristiana, o cuando explican las enseñanzas de la Iglesia, o cuando se dedican a estudiar los problemas actuales a la luz de Cristo, siempre enseñan no su propia sabiduría, sino la palabra de Dios, e invitan insistentemente a todos a la conversión y a la santidad. La predicación sacerdotal resulta, con todo, bastantes veces muy difícil en la situación actual de nuestro mundo. Para mover mejor las almas de los oyentes, debe presentar la palabra de Dios no solo de manera abstracta y general, sino aplicando la verdad perenne del Evangelio a las circunstancias concretas de la vida. (Concilio Vaticano II. Presbyterorum ordinis 4).

1 comentario


Estudio y oración para hacer propio el mensaje de Jesucristo y por gracia de Dios anunciarlo con los labios y con la vida misma.

También profundizar los contenidos que nos proporcionan nuestros queridos Padres Alfredo y David nos ayuda a formarnos bien.

Jesús gracias por todos los recursos que nos das a través de Tu Palabra, del magisterio de la Iglesia, los escritos de los santos, por citar algunos.. Tú nos enseñas a enseñar, Tú nos entregas la Verdad para que la comuniquemos y sigues siendo nuestro Maestro.

Gracias Padre David por acercarnos a tanta riqueza que nos ofrece la Iglesia.

La Paz del Señor.

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