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Señor, dame ojos para verte, corazón para quererte, espíritu dispuesto siempre para adorarte y aununciarte. Tú eres mi único Dios en quien he puesto mi confianza. Alaba alma mía al Señor ahora y por toda la eternidad. Gracias Señor pues Tu bondad permanece y lo transforma todo.

Concédeme el don de estar a Tu lado con fidelidad y humildad, sostenida por Tu gracia y Tu misericordia.

Te agradezco Dios mío por todas las personas y circunstancias que has dispuesto para que yo Te conozca y Te ame. De manera especial quiero darte gracias por esta familia espiritual, María con nosotros, que me ha acogido, que me invita y me acompaña a combatir el buen combate de la fe.

Gracias Madre…

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