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Por Tu Amor infinito te entregaste hasta el extremo y te hiciste alimento para nosotros, permaneciendo a nuestro lado para llevarnos de nuevo contigo al Cielo. Concédenos la gracia de corresponder a tanto Amor y de anunciarte para que muchos Te conozcan, Te amen, Te sirvan y Te anuncien. Danos un corazón eucarístico cuyo mayor anhelo sea el estar contigo y contemplarte.

María, primer Tabernáculo del Señor, déjanos permanecer a Tu lado, porque Tú estás donde está Tu Hijo, el Amado.

Gracias Padre Alfredo y Padre David por ayudarnos a descubrir las grandezas del Señor y por llevarnos de la mano en este camino hacia el Cielo. Unidos en ferviente y confiada oración.

La Paz del Señor.


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