Horarios de la Adoración con el Evangelio del día en directo:
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El Evangelio de hoy (Mc 1,14-20):
DESPUÉS de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.
Salmo 97 (96):
1 El Señor reina, la tierra goza, | se alegran las islas innumerables.
2 Tiniebla y nube lo rodean, | justicia y derecho sostienen su trono.
3 Delante de él avanza el fuego, | abrasando en torno a los enemigos;
4 sus relámpagos deslumbran el orbe, | y, viéndolos, la tierra se estremece.
5 Los montes se derriten como cera ante el Señor, | ante el Señor de toda la tierra;
6 los cielos pregonan su justicia, | y todos los pueblos contemplan su gloria.
7 Los que adoran estatuas se sonrojan, | los que ponen su orgullo en los ídolos. | Adoradlo todos sus ángeles.
8 Lo oye Sión, y se alegra; | se regocijan las ciudades de Judá | por tus sentencias, Señor;
9 porque tú eres, Señor, | Altísimo sobre toda la tierra, | encumbrado sobre todos los dioses.
10 Odiad el mal los que amáis al Señor: | él protege la vida de sus fieles | y los libra de los malvados.
11 Amanece la luz para el justo, | y la alegría para los rectos de corazón.
12 Alegraos, justos, con el Señor, | celebrad su santo nombre.
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
«No insistas en que vuelva y te abandone. Iré adonde tú vayas, viviré donde tú vivas; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios; moriré donde tú mueras, y allí me enterrarán. Juro ante el Señor que solo la muerte podrá separarnos» (Rut 1, 16-17).
Señor mío y Dios mío. Me consuela el pensar que mi nada es y existe por Ti y para Ti. Sin Ti soy menos que nada.
Gracias por suscitar en mi pobre corazón este deseo de permanecer en Tu Amor
Madre mía mi corazón late y suspira por Tu Hijo, prepara mi alma para el encuentro del Creador con la criatura. ...
Me postro ante Ti Señor y recibo Tu bendición para mi y para toda la humanidad que Te traigo en mi corazón.