El Evangelio de hoy (Mt 5,1-12a):
✠
EN aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».
Textos para profundizar:
San Bernardo del Claraval. Sermón de Todos los Santos:
"¿De qué sirven a los santos nuestras alabanzas, nuestra glorificación, esta misma solemnidad que celebramos? De qué les sirven los honores terrenos, si reciben del Padre celestial los honores que les había prometido verazmente el Hijo? ¿De qué les sirven nuestros elogios? Los santos no necesitan de nuestros honores, ni les añade nada nuestra devoción. Es que la veneración de su memoria redunda en provecho nuestro, no suyo. Por lo que a mí respecta, confieso que, al pensar en ellos, se enciende en mí un fuerte deseo.
El primer deseo que promueve o aumenta en nosotros el recuerdo de los santos es el de gozar de su compañía, tan deseable, y de llegar a ser conciudadanos y compañeros de los espíritus bienaventurados".
(San Bernardo del Claraval. Sermón de Todos los Santos).
Si estando aquí en la tierra he sentido la compañía, la ayuda y el cariño de la Virgen María y de los Santos, cómo será cuando estemos gozando de la vida eterna..., imposible imaginarlo, posible esperarlo, con la confianza puesta en Dios y asistidos por su gracia.
Alcanzar la santidad implica estar cara a cara con el Maestro, esa canción me ha sacado lágrimas de emoción, el Señor lo sabe, sabe que quiero amarle en el silencio y sin palabras, derretida a sus plantas, pegada a sus heridas....!
Gracias Padre David porque Usted y San Bernardo han acrecentado en mi el deseo de alcanzar la santidad.
Que la Virgen María nos siga llevando de su mano hasta el feliz encuentro.❤️