Evangelio 14 noviembre 2022 (Lc 18,35-43) Padre David de Jesús. La oración es un grito.
- María con nosotros
- 13 nov 2022
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El Evangelio de hoy (Lc 18,35-43):
CUANDO se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron:
- «Pasa Jesús el Nazareno».
Entonces empezó a gritar:
- «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».
Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:
- «¡Hijo de David, ten compasión de mí!».
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó:
-«¿Qué quieres que haga por ti?».
Él dijo:
- «Señor, que recobre la vista».
Jesús le dijo:
- «Recobra la vista, tu fe te ha salvado».
Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.
Textos para profundizar:
371. La mujer, que Dios "forma" de la costilla del hombre y presenta a éste, despierta en él un grito de admiración, una exclamación de amor y de comunión: "Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne" (Gn 2,23).
2558. ¿QUÉ ES LA ORACIÓN? «Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como en la alegría» (Santa Teresa del Niño Jesús, Manuscrit C, 25r: Manuscrists autohiographiques [Paris 1992] p. 389-390).
2582. Elías es el padre de los profetas, de la raza de los que buscan a Dios, de los que van tras su rostro (cf. Sal 24, 6). Su nombre, “El Señor es mi Dios”, anuncia el grito del pueblo en respuesta a su oración sobre el monte Carmelo (cf. 1 R 18, 39). Santiago nos remite a él para incitarnos a orar: “La oración ferviente del justo tiene mucho poder” (St 5, 16; cf. St 5, 16-18).
2605. Cuando llega la hora de cumplir el plan amoroso del Padre, Jesús deja entrever la profundidad insondable de su plegaria filial, no solo antes de entregarse libremente (“Padre... no mi voluntad, sino la tuya”: Lc 22, 42), sino hasta en sus últimas palabras en la Cruz, donde orar y entregarse son una sola cosa: “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34); “Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc 24,43); “Mujer, ahí tienes a tu Hijo [...]. Ahí tienes a tu madre” (Jn 19, 26-27); “Tengo sed” (Jn 19, 28); “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?” (Mc 15, 34; cf. Sal 22, 2); “Todo está cumplido” (Jn 19, 30); “Padre, en tus manos pongo mi espíritu” (Lc 23, 46), hasta ese “fuerte grito” cuando expira entregando el espíritu (cf. Mc 15, 37; Jn 19, 30).
2606. Todos las angustias de la humanidad de todos los tiempos, esclava del pecado y de la muerte, todas las súplicas y las intercesiones de la historia de la salvación están recogidas en este grito del Verbo encarnado. He aquí que el Padre las acoge y, por encima de toda esperanza, las escucha al resucitar a su Hijo. Así se realiza y se consuma el drama de la oración en la Economía de la creación y de la salvación.
2817. Venga a nosotros tu Reino. Esta petición es el Marana Tha, el grito del Espíritu y de la Esposa: “Ven, Señor Jesús”.
JESÚS, hijo de David, ten compasión de mi.
A veces te susurro, otras te lanzo un grito y siempre te amo mi Dios.
Continuamos unidos en oración, pidiendo la acción del Espíritu Santo en sus Ejercicios Espirituales.
Buen día padre David, espero estén todos muy bien!. Es cierto que la oración es también un grito del corazón, mi alma desde que conocí el Amor hermoso de Dios no deja de gritar. Les cuento ayudada por el relato del evangelio de hoy como vivo este grito en mi interior, ojalá pueda ser clara, a veces me cuesta decir con palabras lo que vive mi alma.
La fe es la luz del alma para conocer a Dios y de cierta forma verlo y contemplar su Amor infinito. Cuanta más fe más luz, pero cuando la fe se oscurece el alma padece la oscuridad de no poder contemplar y vivir a Dios como antes lo vivía y contemplaba y el…