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Evangelio 19 enero 2024 (Mc 3,13-19) Padre David de Jesús. Estar con Él.

El Evangelio de hoy (Mc 3,13-19):

✠

EN aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que quiso y se fueron con él.

E instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar a los demonios:

Simón, a quien puso el nombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo, y Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso el nombre de Boanerges, es decir, los hijos del trueno, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el de Caná y Judas Iscariote, el que lo entregó.

Textos para profundizar:

Catecismo de la Iglesia Católica:

851. El motivo de la misión. Del amor de Dios por todos los hombres la Iglesia ha sacado en todo tiempo la obligación y la fuerza de su impulso misionero: "porque el amor de Cristo nos apremia..." (2 Co 5, 14; cf. AA 6; RM 11). En efecto, "Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad" (1 Tm 2, 4). Dios quiere la salvación de todos por el conocimiento de la verdad. La salvación se encuentra en la verdad. Los que obedecen a la moción del Espíritu de verdad están ya en el camino de la salvación; pero la Iglesia, a quien esta verdad ha sido confiada, debe ir al encuentro de los que la buscan para ofrecérsela. Porque cree en el designio universal de salvación, la Iglesia debe ser misionera.

Concilio Vaticano II. Apostolicam actuositatem:

Sin embargo, este apostolado no consiste solo en el testimonio de vida; el verdadero apóstol busca ocasiones para anunciar a Cristo con su palabra, tanto a los no creyentes, para llevarlos a la fe, como a los fieles, para instruirlos, confirmarlos y estimularlos a una vida más fervorosa: «pues la caridad de Cristo nos apremia» (2 Cor 5,14), y en el corazón de todos deben resonar las palabras del Apóstol: «Ay de mí si no evangelizare» (1 Cor 9,16). (Concilio Vaticano II. Apostolicam actuositatem 6c).

San Juan de la Cruz. Cántico espiritual B:

10. ¡Ea, pues, alma hermosa!, pues ya sabes que en tu seno tu deseado Amado mora escondido, procura estar con él bien escondida, y en tu seno le abrazarás y sentirás con afección de amor. Y mira que a ese escondrijo le llama él por Isaías (26, 20), diciendo: Anda, entra en tus retretes, cierra tus puertas sobre ti, esto es, todas tus potencias a todas las criaturas, escóndete un poco hasta un momento, esto es, por este momento de vida temporal. Porque, si en esta brevedad de vida guardares, ¡oh alma!, con toda guarda tu corazón, como dice el Sabio (Pv. 4, 23), sin duda ninguna te dará Dios lo que adelante dice Dios también por Isaías (45, 3), diciendo: Daréte los tesoros escondidos, y descubrirte he la sustancia y misterios de los secretos. La cual sustancia de los secretos es el mismo Dios. (San Juan de la Cruz. Cántico espiritual B 1,10).



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