El Evangelio de hoy (Lc 11,47-54):
✠
EN aquel tiempo, dijo el Señor:
«¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, a quienes mataron vuestros padres!
Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron y vosotros les edificáis mausoleos.
Por eso dijo la Sabiduría de Dios: “Les enviaré profetas y apóstoles: a algunos de ellos los matarán y perseguirán”; y así a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario.
Sí, os digo: se le pedirá cuenta a esta generación.
¡Ay de vosotros, maestros de la ley, que os habéis apoderado de la llave de la ciencia: vosotros no habéis entrado y a los que intentaban entrar se lo habéis impedido!».
Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo implacablemente y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, tendiéndole trampas para cazarlo con alguna palabra de su boca.
¡¿Qué sería de la humanidad sin María?!
Después de Jesús, Ella es el mejor regalo que Dios le ha dado a la humanidad.
Renuevo mi total consagración a la Madre y me dejo llenar de su amor maternal, poniéndome a su disposición.
¡Ave María Purísima, sin pecado concebida !
María te bendiga Padre. Ver un sacerdote despierto no es frecuente en estos tiempos, y sin embargo los necesitamos. Dios lo guarde.