Evangelio 24 junio 2023 (Lc 1,56-66.80) Padre David de Jesús. Vivir en el desierto.
- María con nosotros
- 23 jun 2023
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El Evangelio de hoy (Lc 1,56-66.80):
✠
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo:
«¡No! Se va a llamar Juan».
Le replicaron:
«Ninguno de tus parientes se llama así».
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Todos se quedaron extrañados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo:
«¿Qué va a ser este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.
Textos para profundizar:
San Juan de la Cruz. Llama de amor viva:
38. Quita, ¡oh alma espiritual!, las motas y pelos y niebla, y limpia el ojo, y luciráte el sol y verás claro. Pon el alma en paz, sacándola y libertándola del yugo y servidumbre de la flaca operación de su capacidad, que es el cautiverio de Egipto, donde todo es poco más que juntar pajas para cocer tierra (Ex. 1, 14; 5, 7-19), y guíala, ¡oh maestro espiritual!, a la tierra de promisión que mana leche y miel (Ex. 3, 8, 17), y mira que para esa libertad y ociosidad santa de hijos de Dios llámala Dios al desierto, en el cual ande vestida de fiesta y con joyas de oro y plata ataviada (Ex. 32, 2-3), habiendo ya dejado a Egipto, dejando los vacíos de sus riquezas, que es la parte sensitiva. Y no sólo eso, sino ahogados los gitanos en la mar (Ex. 14, 27-28) de la contemplación, donde el gitano del sentido, no hallando pie ni arrimo, se ahoga y deja libre al hijo de Dios, que es el espíritu salido de los límites angostos y servidumbre de la operación de los sentidos, que es su poco entender, su bajo sentir, su pobre amar y gustar, para que Dios le dé el suave maná, cuyo sabor, aunque tiene todos los sabores y gustos (Ex. 16, 13-25; Sab 16, 20), en que tú quieres traes trabajando el alma, con todo eso, por ser tan delicado que se deshace en la boca, no se sentirá si con otro gusto o con otra cosa le juntare. Pues, cuando el alma va llegando a este estado, procura desarrimarla de todas las codicias de jugos, sabores, gustos y meditaciones espirituales, y no la desquietes con cuidados y solicitud alguna de arriba y menos de abajo, poniéndola en toda enajenación y soledad posible; porque, cuanto más esto alcanzare, y cuanto más presto llegare a esta ociosa tranquilidad, tanto más abundantemente se le va infundiendo el espíritu de la divina sabiduría, que es amoroso, tranquilo, solitario, pacífico, suave y embriagador del espíritu, en el cual se siente robado y llagado tierna y blandamente, sin saber de quién ni de dónde, ni cómo. La causa es porque se comunicó sin su operación propia. (San Juan de la Cruz. Llama de amor viva B 3,38).
Quítame Señor los atavíos que a lo largo de los años he ido acumulando y cúbreme con el velo sutil de Tu inconmensurable Amor. Llévame al desierto que es la intimidad contigo, aunque tenga gente a mi alrededor. Ayúdame a cumplir con mis deberes pronta y acertadamente, para tener más tiempo de soledad y silencio contigo y así puedas obrar con total libertad en mi pequeña alma.
Madre mía, renuevo mi consagración a Ti, llévame de Tu mano a la naturaleza para orar y dejarme llenar del Espíritu Santo y así testimoniar el Amor de Dios por las criaturas.