El Evangelio de hoy (Mc 12,35-37):
✠
EN aquel tiempo, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó:
«¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, movido por el Espíritu Santo, dice:
“Dijo el Señor a mi Señor:
siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies”.
Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?».
Una muchedumbre numerosa le escuchaba a gusto.
Textos para profundizar:
2104. “Todos los hombres [...] están obligados a buscar la verdad, sobre todo en lo que se refiere a Dios y a su Iglesia, y, una vez conocida, a abrazarla y practicarla” (DH 1). Este deber se desprende de “su misma naturaleza” (DH 2). No contradice al “respeto sincero” hacia las diversas religiones, que “no pocas veces reflejan, sin embargo, [...] un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres” (NA 2), ni a la exigencia de la caridad que empuja a los cristianos “a tratar con amor, prudencia y paciencia a los hombres que viven en el error o en la ignorancia de la fe” (DH 14).
Concilio Vaticano II. Dignitatis humanae:
2§2. Todos los hombres, conforme a su dignidad, por ser personas, es decir, dotados de razón y voluntad libre, y por ello enaltecidos por una responsabilidad personal, se ven impulsados, por su misma naturaleza, a buscar la verdad y, además, tienen la obligación moral de hacerlo, sobre todo la verdad religiosa. Están obligados también a adherirse a la verdad conocida y a ordenar toda su vida según sus exigencias.
Yo también, como la muchedumbre, escucho con gusto al Señor, a través de los Evangelios y de sus reflexiones, querido Padre David.
Sigo aprendiendo en esta escuela de Jesús y de María, les pido que me dulcifiquen, que me sigan enseñando sus modos para atraer a muchos al Señor, dominando mis defectos de carácter y descubriendo la Verdad que es el mismo Jesús, practicando sus enseñanzas y llevando esta buena noticia a otros.
Hay tanto que aprender dentro de nuestra Iglesia que todo el tiempo del mundo no alcanzaría para abarcar tantos conocimientos, pido la luz para que los que lleguen a mi sean muy bien aprovechados.
La Paz del Señor.