El Evangelio de hoy (Mt 5,1-12):
✠
EN aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros».
Estas son nuestras llavecitas preciosas que cada día le damos mejor formita en nuestra alma para que podamos abrir todas las cerraduras de la puerta del Cielo. ¡Que hermosas son!!! Un fuerte cariño para todos!!! Que Jesús y María nos bendigan con estas llavecitas!!! Amén.
En la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, es decir siempre, Jesús es nuestra alegría y nuestra esperanza.
Gracias Dios porque así te ha parecido bien, gracias porque donde abunda el pecado sobreabunda la gracia. Me diste la vida en estos tiempos de tribulación y me has llenado de Tu Amor, cada día que me regalas viene lleno de bendiciones que me ayudan a sortear las dificultades con la confianza puesta en tus promesas.
Y nos diste a María, la llena de gracia que pisa la cabeza de la serpiente y con su humildad la derrota, como Jesús en la Cruz derrotó a satanás entregando hasta la última gota de su Preciosa Sangre por…
Mt 5:1-12. "Pauperes". "Pobres".
Por ser pobres lucharemos,
de espíritu pobres seremos
y así ricos nos veremos
en el cielo cuando entremos.
Siendo pobre no comprendo
y en búsqueda me mantengo,
a Dios le sigo pidiendo
que me siga proveyendo.
Soy mendigo de su gracia
porque todo me lo alcanza,
no dejo de darle gracias
por cada milagro que pasa.
Con la humildad de María
tengo que vivir mi vida
pidíéndole cada día
una riqueza escondida.
Qué feliz soy siendo pobre,
ya no hay nada que me sobre,
no consiento que se doble
mi rodilla ante los hombres.
Sólo el pecado me sobra,
no dejaré que esa sombra
dentro de mi alma se esconda.
A Dios pido, Él me perdona.