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Evangelio de hoy 5 marzo 2024 (Mt 18,21-35) Padre David de Jesús. ¡Qué pobrecito soy!

El Evangelio de hoy (Mt 18,21-35):

EN aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó:


    «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?».


Jesús le contesta:


    «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:

“Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”.


Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo:

“Págame lo que me debes”.


El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo:


“Ten paciencia conmigo y te lo pagaré”.


Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.


Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo:


“¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”.


Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.


Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».


Textos para profundizar:

Oración después de la comunión

LA participación en este santo sacramento

nos vivifique, Señor,

expíe nuestros pecados

y nos otorgue tu protección.

Por Jesucristo, nuestro Señor.


Prefacio II de Cuaresma

La penitencia espiritual

V/.   El Señor esté con vosotros. R/.

V/.   Levantemos el corazón. R/.

V/.   Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/.

 

EN verdad es justo y necesario,

es nuestro deber y salvación

darte gracias siempre y en todo lugar,

Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

 

Porque has establecido generosamente

este tiempo de gracia

para renovar en santidad a tus hijos,

de modo que, libres de todo afecto desordenado,

mientras se ocupan de las realidades temporales

no dejen sobre todo de adherirse a las eternas.

 

Por eso, con los santos y con todos los ángeles,

te alabamos, diciendo sin cesar:

 

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.

Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

Hosanna en el cielo.

Bendito el que viene en nombre del Señor.

Hosanna en el cielo.



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