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Meditaciones Semana Santa 2023. 2) Viernes Santo. Contemplar la Belleza del Crucificado


Textos para profundizar


Isaías 52, 14‒53, 3

Mirad, mi siervo tendrá éxito, | subirá y crecerá mucho.

14 Como muchos se espantaron de él | porque desfigurado no parecía hombre, | ni tenía aspecto humano,

15 así asombrará a muchos pueblos, | ante él los reyes cerrarán la boca, | al ver algo inenarrable | y comprender algo inaudito.

1 ¿Quién creyó nuestro anuncio?; | ¿a quién se reveló el brazo del Señor?

2 Creció en su presencia como brote, | como raíz en tierra árida, | sin figura, sin belleza. | Lo vimos sin aspecto atrayente,

3 despreciado y evitado de los hombres, | como un hombre de dolores, | acostumbrado a sufrimientos, | ante el cual se ocultaban los rostros, | despreciado y desestimado.

4 Él soportó nuestros sufrimientos | y aguantó nuestros dolores; | nosotros lo estimamos leproso, | herido de Dios y humillado;

5 pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, | triturado por nuestros crímenes. | Nuestro castigo saludable cayó sobre él, | sus cicatrices nos curaron.

6 Todos errábamos como ovejas, | cada uno siguiendo su camino; | y el Señor cargó sobre él | todos nuestros crímenes.

7 Maltratado, voluntariamente se humillaba | y no abría la boca: | como cordero llevado al matadero, | como oveja ante el esquilador, | enmudecía y no abría la boca.

8 Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron, | ¿quién se preocupará de su estirpe? | Lo arrancaron de la tierra de los vivos, | por los pecados de mi pueblo lo hirieron.

9 Le dieron sepultura con los malvados | y una tumba con los malhechores, | aunque no había cometido crímenes | ni hubo engaño en su boca.

10 El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, | y entregar su vida como expiación: | verá su descendencia, prolongará sus años, | lo que el Señor quiere prosperará por su mano.

11 Por los trabajos de su alma verá la luz, | el justo se saciará de conocimiento. | Mi siervo justificará a muchos, | porque cargó con los crímenes de ellos.

12 Le daré una multitud como parte, | y tendrá como despojo una muchedumbre. | Porque expuso su vida a la muerte | y fue contado entre los pecadores, | él tomó el pecado de muchos | e intercedió por los pecadores.


Cantar de los Cantares 1, 1-3

«¡Béseme con los besos de su boca! | ¡Tus amores son más dulces que el vino! 3 ¡Qué exquisito el olor de tus perfumes; | aroma que se expande es tu nombre; | por eso te aman las doncellas!».


Cantar de los Cantares 2, 2-5

«Como rosa entre espinas | es mi amada entre las mozas. 3 Como manzano entre árboles silvestres, | es mi amado entre los mozos: | desearía yacer a su sombra, | pues su fruto me es dulce al paladar. 4 Me llevó al banquete, | y enarboló sobre mí la bandera de su amor. 5 Tendedme entre las tortas de pasa, | recostadme entre las manzanas, | porque estoy enferma de amor. 6 Su izquierda bajo mi cabeza | y su diestra me abraza».


Santa Brígida, Poesías 2

«Gloria a ti, mi Señor Jesucristo, por las burlas que soportaste cuando fuiste revestido de púrpura y coronado con punzantes espinas, y aguantaste con una paciencia inagotable que fuera escupida tu faz gloriosa, que te taparan los ojos y que unas manos brutales golpearan sin piedad tu mejilla y tu cuello.

Alabanza a ti, mi Señor Jesucristo, que te dejaste ligar a la columna para ser cruelmente flagelado, que permitiste que te llevaran ante el tribunal de Pilato cubierto de sangre, apareciendo a la vista de todos como el Cordero inocente.

Honor a ti, mi Señor Jesucristo, que, con todo tu glorioso cuerpo ensangrentado, fuiste condenado a muerte de cruz, cargaste sobre tus sagrados hombros el madero, fuiste llevado inhumanamente al lugar del suplicio despojado de tus vestiduras, y así quisiste ser clavado en la cruz.

Honor para siempre a ti, mi Señor Jesucristo, que en medio de tales angustias, te dignaste mirar con amor a tu dignísima madre, que nunca pecó ni consintió jamás la más leve falta (...)

Alabanza eterna a ti, mi Señor Jesucristo, por todos y cada uno de los momentos que, en la cruz, sufriste las mayores amarguras y angustias por nosotros, pecadores; (...)

Bendito seas tú, mi Señor Jesucristo, que con tu sangre preciosa y tu muerte sagrada redimiste las almas y, por tu misericordia, las llevaste del destierro a la vida eterna.


Santa Teresa de Jesús

«¡Oh hermosura que excedéis / a todas las hermosuras! / Sin herir dolor hacéis / y sin dolor deshacéis / el amor de las criaturas» (Poesías 6).


San Juan de la Cruz

«Todas las cosas de la tierra y del cielo, comparadas con Dios, nada son (…) Toda la hermosura de las criaturas, comparada con la infinita hermosura de Dios, es suma fealdad» (1 Subida 4, 3-4).


San Juan de la Cruz, Cántico Espiritual, canción 26

En la interior bodega

de mi Amado bebí y, cuando salía

por toda aquesta vega,

ya cosa no sabía;

y el ganado perdí que antes seguía.


«Para decir algo de esta bodega y declarar lo que aquí quiere decir o dar a entender el alma, era menester que el Espíritu Santo tomase la mano y moviese la pluma (...) Porque así como la bebida se difunde y derrama por todos los miembros y venas del cuerpo, así se difunde esta comunicación de Dios sustancialmente en toda el alma, o, por mejor decir, el alma se transforma en Dios, según la cual transformación bebe el alma de su Dios según la sustancia de ella y según sus potencias espirituales. Porque según el entendimiento, bebe sabiduría y ciencia; y según la voluntad, bebe amor suavísimo; y según la memoria bebe recreación y deleite en recordación y sentimiento de gloria» (Cántico B, 26, 3-5).




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