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2) Dios nos busca con amor incansable / Ejercicios Espirituales Cuaresma 2023


Textos para profundizar


Ez 34, 11-16:


«Porque esto dice el Señor Dios: «Yo mismo buscaré mi rebaño y lo cuidaré. Como cuida un pastor de su grey dispersa, así cuidaré yo de mi rebaño y lo libraré, sacándolo de los lugares por donde se había dispersado un día de oscuros nubarrones. Sacaré a mis ovejas de en medio de los pueblos, las reuniré de entre las naciones, las llevaré a su tierra, las apacentaré en los montes de Israel, en los valles y en todos los poblados del país. Las apacentaré en pastos escogidos, tendrán sus majadas en los montes más altos de Israel; se recostarán en pródigas dehesas y pacerán pingües pastos en los montes de Israel. Yo mismo apacentaré mis ovejas y las haré reposar ‒oráculo del Señor Dios‒. Buscaré la oveja perdida, recogeré a la descarriada; vendaré a las heridas; fortaleceré a la enferma; pero a la que está fuerte y robusta la guardaré: la apacentaré con justicia».


Juan 19, 28-30:


«Sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed». Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu».


San Juan de la Cruz, Romance sobre la Encarnación del Verbo:


«Ya que el tiempo era llegado en que hacerse convenía | el rescate de la esposa, que en duro yugo servía | debajo de aquella ley que Moisés dado le había, | el Padre con amor tierno de esta manera decía:


Ya ves, Hijo, que a tu esposa | a tu imagen hecho había, | y en lo que a ti se parece | contigo bien convenía; | pero difiere en la carne | que en tu simple ser no había | En los amores perfectos | esta ley se requería: | que se haga semejante el amante a quien quería; | que la mayor semejanza | más deleite contenía; | el cual, sin duda, en tu esposa grandemente crecería | si te viere semejante en la carne que tenía.


Mi voluntad es la tuya el Hijo le respondía, | y la gloria que yo tengo es tu voluntad ser mía, | y a mí me conviene, Padre, | lo que tu Alteza decía, porque por esta manera | tu bondad más se vería; veráse tu gran potencia, justicia y sabiduría; | irélo a decir al mundo y noticia le daría | de tu belleza v dulzura y de tu soberanía. | Iré a buscar a mi esposa, | y sobre mí tomaría sus fatigas y trabajos, en que tanto padecía; | y porque ella vida tenga, yo por ella moriría, | y sacándola del lago a ti te la volvería».









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