El Evangelio de hoy (Mt 8,5-11):
EN aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».
Le contestó:
«Voy yo a curarlo».
Pero el centurión le replicó:
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».
Textos para profundizar:
Isaías 4,2-6:
2 Aquel día, el vástago del Señor será el esplendor y la gloria, | y el fruto del país será orgullo y ornamento para los redimidos de Israel.
3 A los que queden en Sión y al resto en Jerusalén | los llamarán santos: todos los que en Jerusalén están inscritos para la vida.
4 Cuando el Señor haya lavado la impureza de las hijas de Sión | y purificado la sangre derramada en Jerusalén, | con viento justiciero, con un soplo ardiente,
5 creará el Señor sobre toda la extensión del monte Sión y sobre su asamblea | una nube de día, un humo y un resplandor de fuego llameante de noche. | Y por encima, la gloria será un baldaquino
6 y una tienda, sombra en la canícula, | refugio y abrigo de la tempestad y de la lluvia.
1421. El Señor Jesucristo, médico de nuestras almas y de nuestros cuerpos, que perdonó los pecados al paralítico y le devolvió la salud del cuerpo (cf. Mc 2,1-12), quiso que su Iglesia continuase, en la fuerza del Espíritu Santo, su obra de curación y de salvación, incluso en sus propios miembros. Este es finalidad de los dos sacramentos de curación: del sacramento de la Penitencia y de la Unción de los enfermos.
1503. La compasión de Cristo hacia los enfermos y sus numerosas curaciones de dolientes de toda clase (cf. Mt 4,24) son un signo maravilloso de que "Dios ha visitado a su pueblo" (Lc 7,16) y de que el Reino de Dios está muy cerca. Jesús no tiene solamente poder para curar, sino también de perdonar los pecados (cf. Mc 2,5-12): vino a curar al hombre entero, alma y cuerpo; es el médico que los enfermos necesitan (Mc 2,17). Su compasión hacia todos los que sufren llega hasta identificarse con ellos: "Estuve enfermo y me visitasteis" (Mt 25,36). Su amor de predilección para con los enfermos no ha cesado, a lo largo de los siglos, de suscitar la atención muy particular de los cristianos hacia todos los que sufren en su cuerpo y en su alma. Esta atención dio origen a infatigables esfuerzos por aliviar a los que sufren.
Feliz primer lunes de Adviento para todos
Señor, no te merezco, pero te necesito. Aumenta mi fe y haz mi corazón manso y humilde, como el Tuyo y como el de nuestra Madre.
Feliz primer lunes de Adviento.
Unidos en oración.