El Evangelio de hoy (Mt 8,5-11):
✠
EN aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».
Le contestó:
«Voy yo a curarlo».
Pero el centurión le replicó:
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».
Textos para profundizar:
Oración colecta
CONCÉDENOS, Señor Dios nuestro,
esperar vigilantes la venida de Cristo, tu Hijo,
para que, cuando llegue y llame a la puerta,
nos encuentre velando en oración
y cantando con alegría sus alabanzas.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Aleluya Cf. Sal 79, 4
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Ven a librarnos, Señor, Dios nuestro;
que brille tu rostro y nos salve. R/.
Oración después de la comunión
FRUCTIFIQUE en nosotros, Señor, la celebración de estos sacramentos,
con los que tú nos enseñas, ya en este mundo que pasa,
a descubrir el valor de los bienes del cielo
y a poner en ellos nuestro corazón.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
El comentario de este evangelio a través del padre David no son palabras cualquieras. Muy luminoso, muy consolador pero más aún inspirador, nos da un empujón bien agitado para elevar nuestra Fé. Que gozo escucharlo, pues muchas almas contemplativas nos estancamos y caemos en el error fatal de darle más poder al pecado que al poder de Dios. Todos deberíamos escuchar este video no tan sólo una vez. Bendiciones y en oración por esta fructífera comunidad!
Señor, Tu eres Todopoderoso, haz que mi esperanza no decaiga, al contrario, por tu gracia haz que vaya en aumento..., renuévame, renueva la humanidad en este Adviento.
Realmente mi más grande anhelo es volver a Ti, principio y fin de mi existencia.
Espíritu Santo, permíteme vivir con los pies en la tierra y los ojos y el corazón en el Cielo, con la bendici6n de María.