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Retiro de Adviento. 2ª Meditación: Diálogo de Amor de la Santísima Trinidad


TEXTOS PARA PROFUNDIZAR

 

1. La Santísima Trinidad contempla el mundo desolado por el pecado

 

San Ignacio de Loyola. Ejercicios espirituales, n. 102


San Ignacio nos invita a contemplar el Misterio de la Encarnación desde la Trinidad

 

«El primer preámbulo es recordar la historia de lo que debo contemplar; que es aquí cómo las tres personas divinas miraban la llanura o redondez de todo el mundo lleno de hombres, y cómo, viendo que todos descendían al infierno, determinan en su eternidad que la segunda persona se haga hombre para salvar el género humano, y así al llegar la plenitud de los tiempos envían al ángel San Gabriel a Nuestra Señora».

 

 

Catecismo de la Iglesia Católica n. 1861

 

«El pecado mortal es una posibilidad radical de la libertad humana como lo es también el amor. Entraña la pérdida de la caridad y la privación de la gracia santificante, es decir, del estado de gracia. Si no es rescatado por el arrepentimiento y el perdón de Dios, causa la exclusión del Reino de Cristo y la muerte eterna del infierno».

 

 

Salmo 106


«Dad gracias al Señor porque es bueno, | porque es eterna su misericordia. |  Que lo confiesen los redimidos por el Señor, | los que él rescató de la mano del enemigo, |  los que reunió de todos los países: | Oriente y Occidente, Norte y Sur. |  Erraban por un desierto solitario, | no encontraban el camino de ciudad habitada; |  pasaban hambre y sed, | se les iba agotando la vida; |  pero gritaron al Señor en su angustia, | y los arrancó de la tribulación (…)  Yacían en oscuridad y tinieblas, | cautivos de hierros y miserias; |  por haberse rebelado contra los mandamientos, | despreciando el plan del Altísimo. (…)  Pero gritaron al Señor en su angustia, | y los arrancó de la tribulación. |  Los sacó de las sombrías tinieblas, | arrancó sus cadenas. (…)  Destrozó las puertas de bronce, | quebró los cerrojos de hierro. |  Estaban enfermos por sus maldades, | por sus culpas eran afligidos; |  aborrecían todos los manjares, | y ya tocaban las puertas de la muerte. |  Pero gritaron al Señor en su angustia, | y los arrancó de la tribulación… Envió su palabra para curarlos, | para salvarlos de la perdición.  Den gracias al Señor por su misericordia, | por las maravillas que hace con los hombres.  Ofrézcanle sacrificios de alabanza, | y cuenten con entusiasmo sus acciones».

 

 

2. La Trinidad decide salvarnos mediante la Encarnación del Hijo


San Ignacio de Loyola. Ejercicios espirituales, n. 107


San Ignacio nos presenta esa decisión de las Tres Personas Divinas y nos invita a meditar este misterio

 

«Segundo punto. El segundo: oír lo que hablan las personas sobre la faz de la tierra, es a saber, cómo hablan unos con otros, cómo juran y blasfeman, etc.; asimismo lo que dicen las personas divinas, es a saber: “Hagamos la redención del género humano” (…) y reflexionar después para sacar provecho de sus palabras».

 

Juan 1, 1-5

 

«En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió (no la venció)».

 

 

Juan 8, 12


«Yo soy la Luz del mundo, el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida»

 

 

Apocalipsis 7, 9:

 

«La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero».

 

 

Salmo 32, 10-11:

 

«El Señor deshace los planes de la naciones, frustra los proyectos de los pueblos; pero el plan del Señor subsiste por siempre; los proyectos de su corazón de edad en edad»

 

 

1 Timoteo 3, 16:

 

«En verdad es grande el misterio de la piedad, el cual fue manifestado en la carne»

 

 

3. La gracia que pedimos en esta meditación

 

San Ignacio de Loyola. Ejercicios espirituales, n. 104 y 109


Pedir conocimiento interno del Señor y finalizar con un coloquio de amor

 

«Tercer preámbulo: El tercero, pedir lo que quiero: será aquí pedir conocimiento interno del Señor que por mí se ha hecho hombre, para que más le ame y le siga» (n. 104)

 

«Al fin se ha de hacer un coloquio, pensando lo que debo hablar a las tres personas divinas, o al Verbo eterno encarnado o a la Madre y Señora nuestra, pidiendo gracia, según lo que sintiere en mí, para seguir e imitar más al Señor nuestro que acaba de encarnarse» (n. 109).




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